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André Ricardo: La pintura como punto de encuentro. Como instante detenido. Como luz que se refleja.

Ángel Calvo Ulloa

 

_La imagen es la relación entre yo mismo mirándola y soñando una relación con algo más. Una imagen es una asociación._ (1)

Conocí en 2013 el trabajo de André Ricardo por medio de sus series Caçambas y Escavadeiras –volquetes y excavadoras-. Ejercicios de perspectiva solucionados mediante los cambios de tonalidad que recordaban no por azar a un Rothko aparentemente menos introspectivo, más cercano a la calle, como es el propio André Ricardo. La suya no es una pintura de raíces, sino una pintura que tiene en la luz su objetivo. Ricardo llegó a Mallorca dispuesto a dejarse llevar por esa luz que lo aleja de São Paulo, y nuestras conversaciones telefónicas dejaron constancia del profundo impacto del color que ésta dibujaba a cada hora del día sobre las tapias de tonos tierra y la madera barnizada del pueblo de Alaró. Un mes de diciembre que se filtraba a través de las dos pequeñas ventanas con las que contaba su espacio de trabajo en la isla. Un estudio situado en un segundo piso abuhardillado, que se abre tímidamente al sureste por medio de esas entradas de luz, filtrando de refilón, pero de un modo constante, el fulgor que atraviesa cada mañana el Carrer de Can Retat y que se extiende en diciembre hasta bien pasadas las seis de la tarde, más allá de los picos de la Serra de Tramuntana. _La luz se derramó | en los manteles limpios de la tarde._ (2)

Ricardo habla de Roberto Grosseteste, de su estudio metafísico-estético de la luz en el medievo que Umberto Eco aborda y comenta: _La proporción del mundo no es sino el orden matemático en el que la luz, en su difundirse creativo, se materializa según las diversificaciones que le impone la materia en sus resistencias._ (3)  Eco añade, en base a los escritos de San Buenaventura, una idea que en el trabajo y en la experiencia de André Ricardo ha sido determinante: El color visible nace, en el fondo, del encuentro de dos luces, la encerrada en el cuerpo opaco y la irradiada a través del espacio diáfano: la segunda actualiza la primera. La luz en estado puro es forma substancial (fuerza creativa, por lo tanto, de tipo neoplatónico); la luz en cuanto color o esplendor del cuerpo opaco es forma accidental (tal como el aristotelismo se inclinaba a pensar). 

En Alaró, los colores se proyectaban de un modo diferente a como lo solían hacer en São Paulo –o a como lo harían en cualquier otro lugar- y las escasas piezas con las que Ricardo había viajado, en realidad habían cruzado el Atlántico para encontrarse con esa segunda luz, la irradiada. El encuentro entre ese cuerpo opaco que es la pintura de André Ricardo y por lo tanto luz encerrada en él, abre así infinitas posibilidades a la percepción del espectador, que es testigo de ese encuentro al que Buenaventura de Fidanza, en voz de Umberto Eco, hará alusión.  

_P. Ahora han cambiado las cosas, y usted vuelve a pintar el renacer de la vida, de la luz, con todas las tintas del arco iris. ¿A qué obedece su predilección por los colores puros tal como brotan de la descomposición del rayo de luz?_

_R. Cuanto más simple es un alfabeto, más clara resulta la lectura. Los colores elementales constituyen las letras de mi lenguaje, sin otro soporte que la superficie del blanco y la efusión de un negro lineal._ (4) 

Ricardo aprovecha su viaje para visitar Italia, Alemania, Holanda e Inglaterra. En Italia ha fijado la Cappella degli Scrovegni en Padua y el Museo de Arte de Bolonia. Giotto y Morandi. Ricardo busca la luz en la pintura europea porque considera que la pintura es, al igual que la luz, algo que traspasa lo fronterizo. Cada uno de los trabajos de André Ricardo reserva un espacio para el reflejo, de ahí su función reflectora, su condición de punto de encuentro.  
 
_Porque veo un contraste. Es un modo de tener dos imágenes, lejos la una de la otra, una oscura, la otra soleada. Me gusta mirar directamente a la luz, y si lo haces, entonces aparece el contraste y eres capaz de ver los contornos… que ha sido siempre el problema de la pintura europea, pero de un modo más consciente desde los románticos y de Delacroix. Me gusta que la luz no esté a mi espalda, porque la luz de detrás pertenece al proyector, y la cámara debe tener la luz enfrente, igual que nosotros en la vida. Primero recibimos y luego proyectamos_. (5)

La pintura de André Ricardo es concebida como un instante, más que como un objeto; y es en el instante de la pintura donde él concentra todo su esfuerzo, toda su capacidad para arrancar ese momento de confluencia que a posteriori le permita recrear algo similar a la sensación originaria. Su ejercicio es derrotista, asume su papel de guardián de una luz encerrada que varía al antojo de otra en estado puro. Se pone en manos del espectador, pero especialmente en manos de esa luz que es fuerza creativa y del modo en que ellos –espectador y luz- acuden al encuentro. Eso convierte su aparente derrota en un triunfo innegable. Cuando nada esperamos, es fácil que un destello solar a través de un ventanal nos devuelva a la vida. Mas nos mirabas vacilante. | _La misma luz tal vez te retenía._ (6)     

  1. GODARD, Jean-Luc; Pensar entre imágenes. Conversaciones, entrevistas, presentaciones y otros fragmentos; Intermedio, Barcelona, 2010. (pág. 342).
  2. VALENTE, José Ángel. Al dios del lugar, Tusquets, Barcelona, 1989.
  3. ECO, Umberto; Arte y belleza en la estética medieval, Editorial Lumen, Barcelona, 1997.
  4. AMON, Santiago; Entrevista a Joan Miró; El País, Madrid (04.05.1978).
  5. GODARD, Jean-Luc; Pensar entre imágenes. Conversaciones, entrevistas, presentaciones y otros fragmentos; Intermedio, Barcelona, 2010. (pág. 342).
  6. VALENTE, José Ángel. Al dios del lugar, Tusquets, Barcelona, 1989.


Ángel Calvo Ulloa (Lalín, 1984). Vive y trabaja en Madrid. Es comisario de exposiciones y escribe sobre arte. Entre otros proyectos, ha desarrollado el programa de intervenciones públicas Un disparo de advertencia (Lalín, Pontevedra); el proyecto Diálogos Improbables (Lalín, Pontevedra); En el coche de San Fernando en SALÓN (Madrid); Fugir para lado algum para Expediçao (Oporto); Del rombo al hexágono hay dos líneas, junto con Tania Pardo, para la galería Rosa Santos (Valencia) y Tener que sentir, un proyecto comisariado junto con Alfredo Aracil para el Antiguo Instituto Jovellanos (Gijón). Ha sido premiado por La Casa Encendida para Inéditos 2014 y por Can Felipa para su programa de artes visuales. En sendas instituciones ha realizado los proyectos Aprender a caer y Fins i tot un paisatge tranquil… respectivamente. Desde finales de 2014 desarrolla INTERTEXTUAL, un ciclo de intervenciones para el MARCO (Vigo) que finalizará en 2016. Como crítico és redactor de Dardo Magazine y redactor de A*desk Critical Thinking.
 

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